¿Quién no ha mirado con recelo a ese comprimido gigante de paracetamol de 1gr que no hay forma humana de hacerlo pasar por la garganta? y en ese momento pensar…primero lo parto y si aún así no puedo tragarlo, lo machaco.
Alterar la integridad física de las formas farmacéuticas es una práctica muy común. ¿A quién no le suenan prácticas tales como: pulverizar comprimidos, partir grageas o abrir cápsulas para administrar directamente su contenido? Bien por la dificultad de tragar, para ajustar dosis o para administrar por sonda.
Es necesario saber que si se modifican las condiciones de uso de los medicamentos, éstos pueden no mantener su eficacia e incluso resultar peligrosos, ya que, no todos los comprimidos pueden ser partidos.
Para saber cuáles son susceptibles de ser administrados modificando su integridad física, hay que estar atento al cartonaje, es decir, a la caja en donde vienen guardados y al prospecto. Es ahí donde encontraremos las pistas para saber si podemos o no partir una pastilla.
Y por supuesto, si tenemos alguna duda, siempre podemos consultar al farmacéutico. Él nos indicará si estamos utilizando correctamente los medicamentos.
Si un comprimido está ranurado, se supone que se puede fraccionar, pero esto no implica que se pueda triturar o masticar. Es necesario consultar al fabricante, para asegurarnos de que al triturar el fármaco no estamos alterando sus propiedades farmacocinéticas.
Aunque los comprimidos presenten una ranura o hendidura que facilita su división, pueden ser de gran utilidad los partidores de comprimidos, de este modo la partición de la pastilla se realizará de modo homogéneo.
Hay a quien pueda parecer una tontería que la pastilla vaya perfectamente cortada a la mitad, pero es necesario para que la dosis ingerida sea la correcta, ya que esto es fundamental para la acción farmacológica y evitar posibles reacciones adversas, debidas a una dosificación inadecuada.
Por ejemplo existen comprimidos para tratamiento de enfermedades del corazón, en los que un ligero desajuste de la dosis pueden producir efectos indeseables.
Otro tipo de comprimidos, son los comprimidos efervescentes. Éstos son muy fáciles de tomar porque se disuelven fácilmente en agua. Sólo hay que tener la precaución de esperar hasta que el comprimido se haya disuelto por completo y haya desaparecido el burbujeo, que podría producir tos y agravar la disfagia. El sabor que tenga ya es otro tema.
Estos dos tipos de comprimidos de los que acabamos de hablar, son muy fáciles de administrar, ya que, o bien podemos partirlos y triturarlos para facilitar su ingestión, o como en el caso de los efervescentes, los tomamos disueltos en agua, por lo que está chupado tomarlos sin atragantarse.
Ahora, vamos a hablar de otros comprimidos que presentan características especiales, por las cuales, no siempre podremos modificar su forma de administración.
Los comprimidos sublinguales se disuelven y absorben bajo la lengua, sin que sea necesario tragarlos. De este modo evitamos el paso del medicamento al intestino e hígado, consiguiendo un efecto más rápido e intenso. Si se tritura el comprimido se facilita el paso de principio activo al tracto digestivo por deglución, modificándose el efecto del medicamento.
Las formas farmacéuticas de cubierta entérica son otros de los medicamentos que son un poco “caprichosos” a la hora de ser administrados, por lo que deben ser ingeridos exactamente como nos indica el fabricante. La finalidad de esta cubierta, es impedir que se disuelvan en el estómago. Bien porque el fármaco no resiste el pH ácido del estómago, porque puede irritar la mucosa gástrica ó porque su inicio de acción debe producirse más adelante, en el intestino.
Un ejemplo conocido de este tipo de forma farmacéutica, son los comprimidos de Neobrufen® 600mg. Son comprimidos recubiertos con película por lo que deben tragarse enteros, con un vaso de agua sin masticar, partir, machacar o chupar.
Otras formas farmacéuticas “raritas” son las de liberación modificada. Están diseñadas para modificar el lugar o la velocidad con la que se libera el principio activo. Tienen particularidades en dosificación y administración por lo que no deben fraccionarse, triturarse o pulverizarse (a menos que se diga en el prospecto), ya que esto rompería el mecanismo que controla la liberación y daría lugar a un aporte incontrolado del fármaco.
En cuanto a las grageas, no es recomendable partirlas. Además de ser difícil, los trozos resultantes suelen tener bordes muy agudos debido a la capa exterior del grageado que pueden provocar lesiones al tragar.
Ya estamos llegando al final, repasando las formas farmacéuticas más comunes de administración oral, que tantos quebraderos de cabeza nos traen a la hora de tragar. Y por eso, no podíamos olvidarnos de las cápsulas. Que para quien no lo sepa las hay de varias formas.
Una de ellas, son las cápsulas con microesferas o microgránulos. Se trata de cápsulas duras de diferentes tamaños y colores, que en su interior albergan al fármaco en forma de pellets, o como decimos para andar por casa, en forma de bolitas. Al igual que pasaba con los comprimidos” caprichosos” y “raritos” la finalidad de este tipo de cubierta es o bien que el fármaco se libere lentamente o bien para evitar que se libere en ciertas zonas del organismo. Este tipo de cápsulas no se pueden triturar. Aunque sí se puede vaciar la cápsula y tragar los microgránulos enteros con agua gelificada.
Y por último, no podemos olvidarnos de las cápsulas de gelatina blanda. Su contenido suele ser líquido y no se deben romper ni masticar. Hay que tragarlas enteras con un vaso de agua.
Si todavía te queda alguna duda, anímate y deja un comentario.
fuentes:
www.farmaceuticoslaspalmas.com/noticiasDetalle.asp?id=7531 servicio CIM del colegio oficial de farmacéuticos de las palmas.
Interesante, gracias por la información.